CARTA
ABIERTA II:
“si has
visto a tu amigo diciendo adiós, alégrate.
Deja
que tu alma se alegre por el que está lejos,
Porque
puedes desear su pronto retorno.
Y el
corazón del que te despides volverá a ti.”
(Jeque
Nefzaqui).
-El
âddad, la bermeja hinchada oquedad carmesí, sublimaba un chorrillo níveo craso,
los belfos húmedos babeaban el néctar baboso sobre el Príapo laxo, la crin
güera ensortijada se enmarañaba el flujo
serpenteante, el vomito deletéreo nubló los ocelos color miel, la mordedura del áspid maléfico, congestionó
los sentidos del inexperto bruto
rabadán.
Hoy
pronta la ilusa ilusión del que guía la rústica piara, montero campestre que
hallo en frágil doncella, nueva quimera ilusa, hoy después de sanar la mordida
de las fauces melosas, hoy vive fantaseando
el delirio que la quebradiza hembra Marcelina, le ofrece, siendo feliz
de nuevo su báculo, cayado que asienta el tropel de lebreles alvinos, vive
simplemente pariendo pensamientos en tamaña floresta, la utopía, quimera fabulada,
de la endeble pitusa, le alegra sus ocasos solitarios, la alforza del ánima
evocación de antaño, hoy calmado por ninfa flaca, alba soledad noctambula, de
iluso bruto burdo.
-El Feurdj,
la raja cortada, rendija ilusa delirada por cautivo, hechizo dorado de
fabula antaño olvidada, fisura rasurada peñón libre del piorno abrasivo, cobijo
del imposible armonio, pelele para tardes de lluvia, armonizando la dehesa
junto al avellano, olores a tierra mojada justo en el ocaso, una tarde
cualquiera de finales de invierno.
El bermejo
batidor se encontró con Dios dos segundos después de la explosión del néctar tórrido,
escanciado en la boca, belfo humeante de brebaje, paz de aquel lacero lacerado
por la ilusa pécora güera, durmiendo al abrigo de la hendidura recortada abierta
al valle de los avellanos.
-El
keuss, matrix, útero orientado a palomar devastado, vano que antaño hurgara la límpida doncella, oquedad pétrea de ella, engracia, urea cálida
orientada al orto levante, velo suculento de araña ancestral mancillado por rudo burdo batidor,
neto brotado entre culantrillos cetrinos, sed saciada a sorbos míseros libando
el brebaje primario, bejín diamantino menopáusico
mohoso, breña que tapa el belfo de la santa, siendo en tardes de lluvia cobijo
de bestias, mirador al chorreado regato peonia
con vaho rosado en corolas carmín, hiedras enredándose por perniles de fresno,
otero baldío sobre la boca del túnel, que al oteador descuidado le pasa
desprevenida la entrada.
Me hallo
mirando la flora un día más…
-El
kelmoune, vulva profanada por canero de can famélico, velo roto, menstruación carmesí en fauces babosas de bruto adiestrado,
lance ancestral, la danza de la vida cobra la apuesta el gocho se debate, ha
perdido el juego acaba.
En retalamide
vuelve el silencio.
(J.R.F.)