jueves, 14 de enero de 2016

SANGRE Y ARENA:
Turbio, es el mañana, del reo difamado, culpable del cortejo, la áurea aurora, da paso al desagravio del romántico, cautivo de ardides de primorosa ataujía, la hembra, güera aquel día de antaño, la plática de verbo cortés vació su designio sobre iluso soñador, lacerado al recibir tan inesperada estocada, bruto herido sangrando en la arena del coso, estertor de último hálito, yacente impasible al alba, orto precoz, de yermo ilusionado, que el pretérito, aquel que reminiscencia narcótica da por hecho que fue bueno, fárrago mental del iluso al soñar, anhelo glaciar de la desmemoria, aquel que querellaron de ignominia, por descobijar su ánima ilusa, la mañana se alza brumosa, el espejismo de la cognición, monstruo producido por la bruna noche, al clarear el día facilita la dicción del manso, envistiendo a la figura blonda que sujeta el capote, diestra corneada por dócil astado, muerte inesperada, por mala praxis, plañido de albero carmesí, pecado de aquel noble bruto que envistió la diestra figura fuera del capote.
La lucerna áurea albúmina de la mañana del reo conducido al patíbulo, garrote del iluso ilusionado, novelero ejecutado por imbécil, la proximidad de la fría cárcava hoy húmeda, sin la posibilidad de la divagación, acude una última idea al burdo bruto, y piensa en ella, lo indultará.
El telón cae en la áurea aurora, la nada, ya el bruto no existe.
J.R.F.

No hay comentarios:

Publicar un comentario