La conurbana contigua, recorre la mies sin tino, cela su
designio, sobre la vara, el balago hacinado empolva la chambra añil en el
descanso sobre el otero la muña ceñida al cuerpo jadeante conforma una ochava,
los regatos níveos desaparecían por su derrama regando los orondos cotorros que
sobresalían de la blusa de franela, la saya remangada abandonaba a la vista
unas medias de lana llenas de argañas, la vaguada hirsuta refulgente de un pie
de largo, plañía lluvia inguinal, sobre la abaleo, el erizo de retama, cual
alcancía adherente arrastraba la farfolla cual viendo dentado, tornadera
desigual, de bozo de púa, aventando el bálago la tarde bochornosa, evaporaba el
efusión que recorría los perniles de la zagala, la parva seguía rozando, la
fanega de trigo ya casi estaba trillada la cortina, de parapeto omiso albergaba
el henil, sitio capaz laxo sobre tálamo hirsuto resguardado de miradas importunas,
el céfiro cierzo hálito flemático aventó la broza, los comarcanos empezaban a
vislumbrarse sobre la ladera el tamo holgado
tenía que finiquitar, la lindante, afolló la enagua, tomó la
tornadera y se despidió del rapaz, de ocelos color miel, el olor acre se fue
difuminando según volaba el polvo del abaleo, la mies le llegaba a la corva, ya
se cuidaría, la vecindad ya llegaba, el trabajo proseguía sin rastro de la lúbrica
hazaña vivida por la pareja aquella sobremesa de estío.
historias guimaras y aledañas
viernes, 19 de enero de 2018
lunes, 13 de febrero de 2017
CARTA
ABIERTA II:
“si has
visto a tu amigo diciendo adiós, alégrate.
Deja
que tu alma se alegre por el que está lejos,
Porque
puedes desear su pronto retorno.
Y el
corazón del que te despides volverá a ti.”
(Jeque
Nefzaqui).
-El
âddad, la bermeja hinchada oquedad carmesí, sublimaba un chorrillo níveo craso,
los belfos húmedos babeaban el néctar baboso sobre el Príapo laxo, la crin
güera ensortijada se enmarañaba el flujo
serpenteante, el vomito deletéreo nubló los ocelos color miel, la mordedura del áspid maléfico, congestionó
los sentidos del inexperto bruto
rabadán.
Hoy
pronta la ilusa ilusión del que guía la rústica piara, montero campestre que
hallo en frágil doncella, nueva quimera ilusa, hoy después de sanar la mordida
de las fauces melosas, hoy vive fantaseando
el delirio que la quebradiza hembra Marcelina, le ofrece, siendo feliz
de nuevo su báculo, cayado que asienta el tropel de lebreles alvinos, vive
simplemente pariendo pensamientos en tamaña floresta, la utopía, quimera fabulada,
de la endeble pitusa, le alegra sus ocasos solitarios, la alforza del ánima
evocación de antaño, hoy calmado por ninfa flaca, alba soledad noctambula, de
iluso bruto burdo.
-El Feurdj,
la raja cortada, rendija ilusa delirada por cautivo, hechizo dorado de
fabula antaño olvidada, fisura rasurada peñón libre del piorno abrasivo, cobijo
del imposible armonio, pelele para tardes de lluvia, armonizando la dehesa
junto al avellano, olores a tierra mojada justo en el ocaso, una tarde
cualquiera de finales de invierno.
El bermejo
batidor se encontró con Dios dos segundos después de la explosión del néctar tórrido,
escanciado en la boca, belfo humeante de brebaje, paz de aquel lacero lacerado
por la ilusa pécora güera, durmiendo al abrigo de la hendidura recortada abierta
al valle de los avellanos.
-El
keuss, matrix, útero orientado a palomar devastado, vano que antaño hurgara la límpida doncella, oquedad pétrea de ella, engracia, urea cálida
orientada al orto levante, velo suculento de araña ancestral mancillado por rudo burdo batidor,
neto brotado entre culantrillos cetrinos, sed saciada a sorbos míseros libando
el brebaje primario, bejín diamantino menopáusico
mohoso, breña que tapa el belfo de la santa, siendo en tardes de lluvia cobijo
de bestias, mirador al chorreado regato peonia
con vaho rosado en corolas carmín, hiedras enredándose por perniles de fresno,
otero baldío sobre la boca del túnel, que al oteador descuidado le pasa
desprevenida la entrada.
Me hallo
mirando la flora un día más…
-El
kelmoune, vulva profanada por canero de can famélico, velo roto, menstruación carmesí en fauces babosas de bruto adiestrado,
lance ancestral, la danza de la vida cobra la apuesta el gocho se debate, ha
perdido el juego acaba.
En retalamide
vuelve el silencio.
(J.R.F.)
martes, 20 de septiembre de 2016
BELLA Y BESTIA:
El bruto ávido de arrebato, turbado por la augura perniciosa, se acercaba a la guarida de la arpía güera, la guerrera cuentista de verbo afable que engatusa con sus ocelos añiles a flacos de brío.
La luna llena refulgente, irradiaba la senda, los árboles milenarios proyectaban sus brunas sombras, el corazón del bruto tronchado bombeaba la linfa viscosa de la bilis.
La expiación, la oblación, la expiración, todo sucedió en pocos momentos, la inhiesta espada de témpano nublo los fanales de la pupila alvina, tiñendo de carmesí la fronda floresta la sibila dormía, el sueño placido, su magia no pudo augurar la ira del bruto que impregnado del fluido escarlata, la serosidad, plañía sentado junto al finado ser afable que un día fuera la doncella bermeja.
Léxicos de Agur, Oráculo de este prójimo. Me he fatigado, y estoy agotado.
Nadie hay más necio que yo, no tengo juicio humano.
No he aprendido gnosis.
¿Quién enclaustró el céfiro en su puño? ¿Quién recogió el mar en su vestido?
¿Quién estableció los confines de la tierra?
La sanguijuela tiene dos retoños. Hay tres cosas que nunca se hartan:
Sima, bandullo infructuoso, tierra ávida de agua y fuego que nunca se harta.
Los grajos le sacarán los ocelos y será devorada por los abantones.
El rastro del águila por el cielo, el rastro de la serpiente sobre la roca.
Arpía que caza marido, de paso garboso y de airoso caminar:
Sí, hiciste el tonto presumiendo y has reflexionado, cierra la boca;
El albor pillo a las tres figuras en una quimera feroz, dos cuerpos abrazados zainos de suspicacias flemáticos, sobre un almarjal púrpura la infanta blonda sentada sobre su taca-taca, jugaba con su muñeca de trapo su nombre era pruna, pruna cetrina.
J. R.F.
El bruto ávido de arrebato, turbado por la augura perniciosa, se acercaba a la guarida de la arpía güera, la guerrera cuentista de verbo afable que engatusa con sus ocelos añiles a flacos de brío.
La luna llena refulgente, irradiaba la senda, los árboles milenarios proyectaban sus brunas sombras, el corazón del bruto tronchado bombeaba la linfa viscosa de la bilis.
La expiación, la oblación, la expiración, todo sucedió en pocos momentos, la inhiesta espada de témpano nublo los fanales de la pupila alvina, tiñendo de carmesí la fronda floresta la sibila dormía, el sueño placido, su magia no pudo augurar la ira del bruto que impregnado del fluido escarlata, la serosidad, plañía sentado junto al finado ser afable que un día fuera la doncella bermeja.
Léxicos de Agur, Oráculo de este prójimo. Me he fatigado, y estoy agotado.
Nadie hay más necio que yo, no tengo juicio humano.
No he aprendido gnosis.
¿Quién enclaustró el céfiro en su puño? ¿Quién recogió el mar en su vestido?
¿Quién estableció los confines de la tierra?
La sanguijuela tiene dos retoños. Hay tres cosas que nunca se hartan:
Sima, bandullo infructuoso, tierra ávida de agua y fuego que nunca se harta.
Los grajos le sacarán los ocelos y será devorada por los abantones.
El rastro del águila por el cielo, el rastro de la serpiente sobre la roca.
Arpía que caza marido, de paso garboso y de airoso caminar:
Sí, hiciste el tonto presumiendo y has reflexionado, cierra la boca;
El albor pillo a las tres figuras en una quimera feroz, dos cuerpos abrazados zainos de suspicacias flemáticos, sobre un almarjal púrpura la infanta blonda sentada sobre su taca-taca, jugaba con su muñeca de trapo su nombre era pruna, pruna cetrina.
J. R.F.
viernes, 22 de enero de 2016
MITESORRROOOO:
Ssssiiii,"
Tesoro, mi tesoro", nos lo robaron, nos imputaron infortunio, nos acusaron
de calumnia, ellos nos lo robaron...
Ellos nos dijeron, “Tesoro, mi tesoro”, nos dijeron léxicos, dichos amables, nos atribuyeron “Tesoro, mi tesoro” nos imputaron cargo de culpa, de querer apropiarnos del “Tesoro, mi tesoro”, ellos nos lo robaron, “Tesoro, tesoro mío, mi tesoro”, nosotros no hicimos más que mirar, el tesoro, güero tesoro recóndito, mimo del mimoso engatusado, “mi tesoro” nosotros sí lo observamos, gualda, alargado, bermejo tesoro, nosotros sí lo vimos “mi tesoro”, no somos culpables nos lo enseñaron, “Mi tesoro”, ellos nos calumniaron, tesoro, “ Mi tesoro”.
Acertijos lóbregos, bruna confusión, la del necio, injuria inofensiva velada en verbo de platica afable, imputación de importunación efectuada con blanda plática, sin enojo, reyerta fofa del ladino, acaecida antes de las uvas, malos augurios para un año nuevo, mala praxis del adivino en cueva bruna de orco pútrida, verbo del que se halla en situación de jerarquía, jerarca hábil falto de anhelo, pobre necio infeliz, incapaz de amar a ilusa dulcinea, idealista en fosca oscuridad que afrenta a “Mi tesoro”, no somos nosotros, los que ultrajamos, ellos nos lo quitaron, ellos fueron los que atentamente reprendieron, ellos, sí ellos nos lo quitaron, nuestra ilusión, “Mi tesoro”, fueron ellos, ilusos nosotros al platicar palabros sacados del corazón, “Mi tesoro”, fueron ellos los que nos bregaron, eso sí con verbo quedo, sí fueron ellos, “MI TESSSOOOORRRRROOOOOOOOOOOOOOOOOO”.
Juramos "Tesoro, mi tesoro", juramos servir, servir a la ama, la ama del TEEEESSSSOOOORRROOOO....
Ellos nos dijeron, “Tesoro, mi tesoro”, nos dijeron léxicos, dichos amables, nos atribuyeron “Tesoro, mi tesoro” nos imputaron cargo de culpa, de querer apropiarnos del “Tesoro, mi tesoro”, ellos nos lo robaron, “Tesoro, tesoro mío, mi tesoro”, nosotros no hicimos más que mirar, el tesoro, güero tesoro recóndito, mimo del mimoso engatusado, “mi tesoro” nosotros sí lo observamos, gualda, alargado, bermejo tesoro, nosotros sí lo vimos “mi tesoro”, no somos culpables nos lo enseñaron, “Mi tesoro”, ellos nos calumniaron, tesoro, “ Mi tesoro”.
Acertijos lóbregos, bruna confusión, la del necio, injuria inofensiva velada en verbo de platica afable, imputación de importunación efectuada con blanda plática, sin enojo, reyerta fofa del ladino, acaecida antes de las uvas, malos augurios para un año nuevo, mala praxis del adivino en cueva bruna de orco pútrida, verbo del que se halla en situación de jerarquía, jerarca hábil falto de anhelo, pobre necio infeliz, incapaz de amar a ilusa dulcinea, idealista en fosca oscuridad que afrenta a “Mi tesoro”, no somos nosotros, los que ultrajamos, ellos nos lo quitaron, ellos fueron los que atentamente reprendieron, ellos, sí ellos nos lo quitaron, nuestra ilusión, “Mi tesoro”, fueron ellos, ilusos nosotros al platicar palabros sacados del corazón, “Mi tesoro”, fueron ellos los que nos bregaron, eso sí con verbo quedo, sí fueron ellos, “MI TESSSOOOORRRRROOOOOOOOOOOOOOOOOO”.
Juramos "Tesoro, mi tesoro", juramos servir, servir a la ama, la ama del TEEEESSSSOOOORRROOOO....
J.R.F.
jueves, 14 de enero de 2016
SANGRE Y ARENA:
Turbio, es el mañana, del reo difamado, culpable del cortejo, la áurea aurora, da paso al desagravio del romántico, cautivo de ardides de primorosa ataujía, la hembra, güera aquel día de antaño, la plática de verbo cortés vació su designio sobre iluso soñador, lacerado al recibir tan inesperada estocada, bruto herido sangrando en la arena del coso, estertor de último hálito, yacente impasible al alba, orto precoz, de yermo ilusionado, que el pretérito, aquel que reminiscencia narcótica da por hecho que fue bueno, fárrago mental del iluso al soñar, anhelo glaciar de la desmemoria, aquel que querellaron de ignominia, por descobijar su ánima ilusa, la mañana se alza brumosa, el espejismo de la cognición, monstruo producido por la bruna noche, al clarear el día facilita la dicción del manso, envistiendo a la figura blonda que sujeta el capote, diestra corneada por dócil astado, muerte inesperada, por mala praxis, plañido de albero carmesí, pecado de aquel noble bruto que envistió la diestra figura fuera del capote.
La lucerna áurea albúmina de la mañana del reo conducido al patíbulo, garrote del iluso ilusionado, novelero ejecutado por imbécil, la proximidad de la fría cárcava hoy húmeda, sin la posibilidad de la divagación, acude una última idea al burdo bruto, y piensa en ella, lo indultará.
El telón cae en la áurea aurora, la nada, ya el bruto no existe.
J.R.F.
Turbio, es el mañana, del reo difamado, culpable del cortejo, la áurea aurora, da paso al desagravio del romántico, cautivo de ardides de primorosa ataujía, la hembra, güera aquel día de antaño, la plática de verbo cortés vació su designio sobre iluso soñador, lacerado al recibir tan inesperada estocada, bruto herido sangrando en la arena del coso, estertor de último hálito, yacente impasible al alba, orto precoz, de yermo ilusionado, que el pretérito, aquel que reminiscencia narcótica da por hecho que fue bueno, fárrago mental del iluso al soñar, anhelo glaciar de la desmemoria, aquel que querellaron de ignominia, por descobijar su ánima ilusa, la mañana se alza brumosa, el espejismo de la cognición, monstruo producido por la bruna noche, al clarear el día facilita la dicción del manso, envistiendo a la figura blonda que sujeta el capote, diestra corneada por dócil astado, muerte inesperada, por mala praxis, plañido de albero carmesí, pecado de aquel noble bruto que envistió la diestra figura fuera del capote.
La lucerna áurea albúmina de la mañana del reo conducido al patíbulo, garrote del iluso ilusionado, novelero ejecutado por imbécil, la proximidad de la fría cárcava hoy húmeda, sin la posibilidad de la divagación, acude una última idea al burdo bruto, y piensa en ella, lo indultará.
El telón cae en la áurea aurora, la nada, ya el bruto no existe.
J.R.F.
sábado, 19 de diciembre de 2015

La
abandonó en el catre no miró atrás, salió puerta afuera abandonó la casa blanca, las rejas blancas de
fuelle cerradas sobre las ventanas de aluminio blanco, y la señal de aviso a
los ladrones de una compañía de seguridad, bajo esta un pequeño tejadito, el
pequeño porche que en la esquina izquierda daba a un jardín con palmeras, atravesó
a grandes zancadas los pocos metros que separaban de la reja blanca de laminas
horizontales y salió a la calle, a la
derecha, la señal de aparcamiento prohibido situada en el muro de entrada junto
al buzón de forja blanco, por encima del
contador de la luz, cerró la puerta tras de sí y se fue yo diría que en
dirección Este.
La reja
de piedra ferreña, dio paso a otra más baja de ladrillo de cara vista, la joven
madre que empujaba el coche de una pequeña criatura lo miró desaprobadora, un
infante como de diez años corría tras ella pasando su joven mano por una reja
de brezo bajo la farola junto a los contenedores, su
cabeza daba vueltas, no podía o no quería pensar que la hubiese fallado,
ya la llamaría mañana desde su casa, al sonar el despertador regresó al
monótono día adía, de su humilde existencia aquella navidad seria igual a las
anteriores.
La
oficina de correosa a la altura del número diecinueve, a la izquierda de la
calle enfrente las vías del ferrocarril que transcurrían detrás de una cerca
metálica, mantenía aparcada una
furgoneta amarilla de reparto, junto a dos motocicletas, cuatro contenedores de
basura en el margen derecho poco más allá de los indicadores direccionales de
la calle, era una calle de dos direcciones, separada de una tercera por una
acera donde se observaban dos plataneros de sombra gigantes, pasó el paso de
peatones por delante de la furgoneta de la telefónica, y entró en la oficina, recogiendo
aquel paquete postal, enviado desde su pasado, salió y tomó dirección a la
pequeña rotonda situada a su izquierda, para regresar a casa.
La
noche siguiente alguien llamó a su puerta…. La bruma fosca inundó de pronto el
pasillo de la casa y su memoria viajo a un pasado incierto, desde que murieran
sus padres y se fuera distanciando poco a poco de su hermana, a pesar de vivir
en su mismo edificio, Ebenezer scrooge, se convirtió en un viejo huraño, apenas salía de casa, la pereza y la apatía colmo
en la fobia a la multitud, solamente cuando le llegaba ya cada vez menos un
aviso de la oficina de correos tornaba calle abajo, lo recogía y sin perder tiempo volvía a su hura, la imagen
nítida de aquella gualda rapaza entre la calima fosca frente a sus ocelos
pitañosos, lo hizo trasladarse a aquellos años de antaño, aquellas navidades
que en tiempos pretéritos disfrutaba junto a su sobrina, ataviando el árbol de
regalos y pensando en la güera amiga de su juventud, la misma que hoy tenia
junto a él, manoteó entre la densa niebla pero el humo campó en derredor de la
ánima, empero no desapareció. La figura de la sobrina junto a sus padres
aquella navidad del tiempo pasado, le hizo recordar en que era él el que facturaba
antaño ilusiones en forma de postales y repartía felicidad.
Las campanadas
de la puerta del sol retransmitidas por televisión lo volvieron a su realidad,
la luz volvió, y ni rastro de la aparición, sobre la mesa un paquete envuelto
en papel de regalo, con una rosa roja encima, lo desembalo azarosamente en el
interior unas bragas rojas de la talla cuarenta y cuatro, sus lagrimas mojaron
la intima prenda, era la ropa interior de la exánime,
blonda, imprudente, la prenda que le regalo en el año quince, las hadas de la
navidad trajeron más que recuerdos le retrotrajeron por un momento a su
infancia, lloro y rió, y finalmente brindó al compás de las campanadas de la
puerta del sol, ya sabía que la pitusa blonda estaría con él siempre….
J.R.F.
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Eme aquí
un dilema me atañe, siendo nublado de mente, el porqué de lo ocurrido, hoy hurgando
en el olvido de un tiempo pasado ya antaño.
Más triste
me hallo lloroso, dilema tal me acongoja, una amiga, y la otra “loca”, dulce,
mi querida idolatrada, yo ingenuo me hallo en la inopia, me intriga la pendencia
establecida, que hechos sandeces o
soeces llevan a tanta desazón, siendo vuestras hazañas los jueces.
No entiendo,
ido me hallo, la una “loca” cuerda la otra, disputa tal me acongoja.
Yo ingenuo,
idealista me hallo alcahuete sin saber a qué palo he de volver como puta por
rastrojo.
Demente
la una, la otra idiota, la una mi utopía, la otra amante velada, me siento
entre dos frentes, sin saber a qué corriente vele mi alma cansada.
Que si
la una alucina, con sus cosas matutinas, la otra torpe que enviste a capa tan
poco propia que teniéndola una “loca” embiste cual Victorino.
Nada más
me despido presto, sin que me halle tranquilo, si hay alguien que entienda lo
escrito, me lo esplique y yo tan fresco hago un croquis del escrito.
Un saludo
a los lectores y hasta otra, compañeros.
Javi.
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