jueves, 2 de febrero de 2012

III HERA 2ª PARTE:
LA CIUDAD BLANCA:
El sueño tocaba a su fin, pues el alba estaba próxima,   pero me aferraba una vez más a la almohada para no perder la historia:
El mundo cambia, quien tendrá ahora la fuerza de hacer frente a los ejércitos de Débiles y Coluber, de revelarse al poder de Tenebrae, y a la unión entre ellos, unidos mi señor Tenebrae, seremos reyes de Meddle Terra.
Vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba es llamado Sufflavus, y con justicia juzga y hace la guerra, Sus ojos son como llamas de fuego, lleva en su cabeza muchas diademas, siendo el rey de la ciudad denominada Alicuam Turpis, y tiene un manto empapado en sangre negra, le siguen los ejércitos de los hombres, acompañados por los ejércitos de Esse Immortale,  sobre caballos blancos, vestidos de lino blanco puro, en su mano, una espada aguda para luchar con ella contra los ejércitos de  la oscuridad.
Vi a Tenebrae, de pie, por encima de un  sol nublado, que gritó con una gran voz, diciendo a todas las aves, que vuelan por lo alto del cielo, “Venid, congregaros, El gran festín de Tenebrae para comer las carnes de los reyes de los hombres, las carnes de sus caballos, las carnes de todos los pueblos libres, la hora por fin a llegado.
Y vi a Tenebrae, y a los reyes de la Meddle Terra, y a sus ejércitos  reunidos para hacer la guerra, Sufflavus, con su ejercito, y fue aprisionado Tenebrae, y con el sus esbirros Débiles y Coluber, vivos, fueron arrojados los tres al lago de fuego, que arde con azufre, los demás miembros de su ejercito, fueron muertos por la espada forjada por Caecus, y las aves negras se convirtieron en palomas blancas.
  Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, y vi la ciudad blanca, que se alzaba al lado de Sufflavus, ataviada como una esposa que se engalana para su esposo, oí una voz grande que del trono decía: “e aquí el tabernáculo de Sufflavus, y erigirá su tabernáculo entre los hombres, y serán su pueblo, y el mismo Caecus, será con ellos, y enjugara las lagrimas de sus ojos.
Vi a siete jinetes blancos, que tenían siete copas, uno hablo con migo y me dijo, “ven y te mostrare la novia, la esposa, me llevo a un monte grande y me mostró la ciudad blanca, y en la plaza de armas del palacio existía un  árbol blanco, cargado de frutos.
Su brillo era semejante a la piedra mas preciosa, como de mármol pulimentado, tenia un muro grande y alto y doce puertas, y en las doce puertas doce soldados, de la parte de oriente, tres puertas, de la parte del norte tres puertas, de la parte del mediodía tres puertas, y de la parte del poniente tres puertas.
Vi que la ciudad estaba asentada sobre una base cuadrangular, y su longitud era tanta como su anchura, unos doce mil Estadiun, siendo igual su longitud que su latitud.
Me nombro rey de la Meddle Terra, y me dijo tu eres Sufflavus, hijo de Angelus, descendiente de Pulchera lux y gobernaras estas tierras de paz durante muchos años, igual que tus hijos, y los hijos de tus hijos asta el día del   juicio final en que el mismo Caecus vendrá para gozo de todos.
Desde aquel día, los hombres quedamos solos en la Meddle Terra, ya que Esse Immortale y su gente regreso un atardecer desde los portus mundi a Sacra Islam, mientras los barcos se alejaban,  y el sol se ponía, una lagrima resbalo por mi mejilla, luego ya de noche regrese a palacio, donde cene, estuve un buen rato leyendo un libro que me avía regalado una amiga, y luego me fui para la cama, soñando con un hombre de otras tierras y otros tiempos, aquellos hombres  tenían coches, ordenadores y televisiones, total que me dije que todo aquello era mera fantasía.           

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